Otra manera de conservar nuestros tomates para consumirlos durante todo el año es deshidratándolos. Se trata de una técnica bastante antigua y sencilla que se realiza tanto en frutas como hortalizas, y que no requiere ningún tipo de consumo energético. La manera con la que lograremos realizar el deshidratado (o secado) será mediante secado solar no directo, para ello utilizaremos el calor del sol y algo de aire para realizar una deshidratación progresiva que no dañe ni haga perder calidad de aspecto de los alimentos.
Es importante tener en cuenta cuando seleccionemos los tomates, que no estén muy maduros ya que cuanto mayor sea la cantidad de agua mas tardaremos en deshidratarlos y mayores serán los riesgos de contaminación.
Preparación de la conserva:
- Cogemos una bandeja bien limpia y colocaremos sobre ella unas tiras de papel de cocina o un cartoncillo.
- Lavamos los tomates y los partimos a la mitad dejándolos bocarriba encima de la bandeja.
- Espolvoreamos un poquito de sal a los tomates para acelerar el proceso.
- Colocamos la bandeja en un lugar soleado en el que corra un poquito el aire y protegemos los tomates del sol evitando el contacto directo de este. (Nosotros hemos colocado una sombrilla)
Pasados unos días este es el aspecto de nuestros tomatitos secos :). Ya listos para envasar en aceite o bien guardarlos en una malla con ventilación.
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